Enrique Bustamante.
En los tumultos deshumanizados del hombre, en el deambular permanente por desacralizar a los otros hombres, parece ser que no aprendemos de la historia, las muchas ventanas que se abren para mostrarnos masacres, violaciones, muerte, deportación, castigos severos, violencia extrema y dolorosa destrucción del núcleo familiar escritos con sangre y desesperado dolor, en diferentes partes de nuestro planeta.
Hoy mejores vientos nos devuelven el respeto por la dignidad humana, una casa donde podamos vivir todos, un pan de cada día, y por qué no un abrazo con la esperanza de respetarnos los unos y los otros.
Todo esto, a propósito de conmemoraremos el próximo año, el genocidio armenio. Conocido también como “holocausto”. Entre 1915 y 1923 el pueblo armenio (cerca de dos millones de personas) fue cruelmente perseguido, maltratado, deportado, exterminado, durante el gobierno de los jóvenes turcos en el llamado Imperio Otomano.